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Errores comunes al implementar la integración empresarial (y cómo evitarlos en tu empresa mexicana)Porque querer integrar no basta… hay que hacerlo bien, con las personas al centroNo importa si tu e

  • Foto del escritor: Dambó
    Dambó
  • 13 sept
  • 3 Min. de lectura

Porque querer integrar no basta… hay que hacerlo bien, con las personas al centro

No importa si tu empresa es una startup en crecimiento, una pyme familiar o un corporativo en expansión: en algún momento vas a enfrentarte al reto de integrar procesos, personas y culturas laborales distintas.

Y aunque la palabra “integración” suena positiva y poderosa, la realidad es que muchas empresas mexicanas tropiezan al intentar implementarla. Lo que empieza como un plan estratégico termina generando más confusión, resistencia o incluso pérdida de talento.

En este artículo te voy a contar los errores más comunes que hemos visto en empresas mexicanas al momento de integrar. Pero no te preocupes: también te diré cómo evitarlos, con ejemplos reales y consejos que sí funcionan.

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¿Por qué es tan difícil integrar en la práctica?

Porque integrar no es solo juntar cosas.

Integrar es alinear:

  • Procesos

  • Personas

  • Valores

  • Expectativas

  • Y sí, también emociones

Y todo eso, en empresas donde el cambio suele generar incertidumbre, donde los liderazgos son jerárquicos y donde la comunicación interna no siempre fluye como debería.

Por eso, el primer paso es entender qué no hay que hacer.


Error #1: Pensar que integrar es solo reorganizar organigramas

Muchas veces, la integración empieza por un cambio en el organigrama: se fusionan áreas, se rediseñan procesos, se redistribuyen funciones… pero nadie explica por qué ni para qué.

Esto genera incertidumbre, rumores y, lo peor: desconexión emocional.

Cómo evitarlo:

Acompaña cada cambio estructural con una narrativa clara, empática y honesta. Las personas necesitan entender qué está pasando, cuál es el objetivo y cómo se verán afectadas.

Error #2: No involucrar al equipo en el proceso

Otro error común es que todo se decide “arriba”, y al equipo solo se le informa al final. Esto genera resistencia natural, porque nadie quiere sentirse excluido de decisiones que afectan su día a día.

Cómo evitarlo:

Haz del proceso de integración algo participativo. Escucha, pregunta, valida y ajusta. Incluso en empresas grandes, se pueden hacer grupos focales, sesiones de retroalimentación o talleres para alinear

Error #3: Subestimar el impacto emocional del cambio

Cuando se integran áreas, sistemas o culturas distintas, la gente pierde referentes, relaciones y rutinas. Y eso, aunque no siempre se ve, pesa.

Es común que durante estos procesos haya:

  • Aumento de rotación

  • Caída en la motivación

  • Confusión de roles

  • Duelos laborales silenciosos

Cómo evitarlo:

No ignores la parte emocional. Genera espacios donde las personas puedan expresar, compartir y adaptarse. Y aquí es donde las experiencias sensoriales hacen una diferencia real.


Dambó: integración desde el ritmo, la emoción y el cuerpo

En Dambó hemos acompañado a empresas en procesos de integración complejos: fusiones, reestructuras, cambios de liderazgo…

Y siempre hemos visto lo mismo: las personas necesitan reconectarse antes de reorganizarse.

Nuestros workshops de percusión y movimiento permiten que los equipos se alineen desde otro plano: la escucha activa, el ritmo colectivo y el cuerpo en movimiento. Sin PowerPoint. Sin discursos. Con conexión real.

Error #4: Creer que una capacitación lo resuelve todo

Capacitar es importante, pero no suficiente. Un curso no cambia una cultura si no está acompañado de experiencias vivenciales, liderazgo congruente y seguimiento real.

Cómo evitarlo:

Complementa las capacitaciones con dinámicas que activen la participación, la emoción y el cuerpo. No se trata solo de aprender, sino de vivir la integración.

Error #5: No tener paciencia

Integrar no es una tarea de una semana. Es un proceso que requiere tiempo, repetición y ajustes. Muchas empresas se desesperan cuando no ven resultados inmediatos y abandonan el proceso a la mitad.

Cómo evitarlo:

Define etapas, metas realistas y rituales de evaluación. Y sobre todo: sé coherente entre lo que dices y lo que haces. La gente no necesita que todo sea perfecto, necesita que sea genuino.

Bonus: Errores que no parecen errores (pero lo son)

  • Decir “esto es por el bien de todos” sin escuchar a nadie

  • Hacer una encuesta anónima… y no hacer nada con los resultados

  • Usar palabras como “sinergia” o “alineación” sin que nadie entienda qué significan


Lo que sí funciona en empresas mexicanas

  • Narrativas claras y humanas

  • Espacios seguros de expresión

  • Liderazgos con empatía

  • Experiencias vivenciales como las de Dambó

  • Reconocimiento público a comportamientos alineadosRituales culturales que refuercen el cambio


Integrar bien es un acto de liderazgo emocional

En un país donde la confianza se construye con miradas, con palabras sencillas y con actos coherentes, la integración no puede ser solo un proyecto técnico.

Tiene que ser una experiencia compartida.

Y esa experiencia se construye con intención, con empatía… y sí, con ritmo.

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